Por Qué Vemos Belleza en las Cosas según The Economist

En esta entrevista con The Economist, Anjan Chaterjee, neurólogo e investigador del flamante campo de la neuroestética, toca varios temas que son relevantes para las reflexiones sobre la belleza de mi últmo post:

  • La gente tiende a considerar que las caras simétricas son hermosas, pero no las demasiado simétricas, porque tienden a generar una impresión de artificialidad. Esto parece ser consistente con la evidencia presentada en mi último post sobre el hecho de que la noción que la gente tiene de lo que es una cara hermosa no se condice con el canon clásico de la belleza.
  • Cuando a la gente se le hace contemplar varias caras de distintos niveles de belleza, tiende a considerar que una cara construida con los rasgos promedio (por ejemplo, la distancia entre los ojos de la cara construida sería el promedio la distancia de todas las caras presentadas al sujeto) es más hermosa que cualquiera de las caras usadas para promediar los rasgos.
  • El punto anterior parece confirmar la idea de que el sentido instintivo de belleza tiende a conformarse a nociones estereotipadas. Pero Chaterjee también resalta que las percepciones de belleza son altamente susceptibles evolucionar a través de la cultura y el conocimiento. Por ejemplo, Chaterjee habla sobre cómo a la mayoría de la gente no le gustaban las pinturas impresionistas cuando surgieron a finales del siglo XIX, mientras que hoy en día quizás sean las más populares entre la población en general. Aunque nuestros cerebros no han cambiado durante los últimos 150 años, obviamente algo ha cambiado en la manera en la que percibimos la pintura impresionista; y ese algo es, según Chaterjee, se debe a la manera en la que nuestro conocimiento sobre la pintura ha evolucionado durante ese período.

Pues parece ser que mi idea de la belleza como asombro insoportable cuadra con el modelo de belleza que necesita ser desarrollada mediante el conocimiento. A medida que aprendemos a apreciar la unicidad e individualidad del carácter de cada persona y cómo éste se refleja sutilmente en el cuerpo, ésta noción se va arraigando en nosotros, hasta el punto en que se siente tan natural como nuestras respuestas más instintivas a los rasgos faciales con las que hemos evolucionado por acción de la selección sexual.

La Belleza como Asombro Insoportable

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Maria Popova, en su blog Brain Pickings, reflexiona sobre algunos temas planteados por Nancy Etcoff en su nuevo libro Survival of the Prettiest.

Etcoff argumenta que nuestra concepción de la belleza humana es fundamentalmente instintiva:

Aunque el objeto de la belleza es motivo de debate, la experiencia de la belleza no lo es. La belleza puede provocar una maraña de emociones, pero el placer debe ser siempre una de ellas (los anhelos tortuosos y la envidia no son incompatibles con el placer). Nuestro cuerpo responde a la belleza visceralmente y la identificamos con cataclismos físicos y obliteración corporal – la belleza nos roba el aliento, una mujer fatal, el golpe de gracia, nos caemos de espalda, tal persona es una bomba, aturdidora y deslumbrante. Experimentamos la belleza no como contemplación racional, sino como una respuesta cargada de urgencia física

Etcoff presenta evidencia a favor de la idea de que aunque nuestras concepciones de la belleza del otro son bastante uniformes, no se amoldan a las convenciones del canon clásico de la belleza.

Cita el trabajo de la antropometrista Leslie Farkas, que midió las proporciones faciales de 200 personas, incluyendo 50 modelos, y al preguntarle a una amplia muestra de participantes que evaluaran su apariencia, se encontró con que

Al canon no le fue bien. Muchas de las medidas resultaron carecer de importancia, como los ángulos relativos de la oreja y la nariz. Algunas parecían idealizaciones puras: ninguno de los rostros y cabezas del grupo correspondían a mitades iguales, o tercios o cuartos. Algunos eran erróneos: la distancia entre los ojos de los bellos era mayor que la sugerida por el canon (el ancho de la nariz). Los resultados de Farkas no implican que una cara bonita jamás pueda coincidir con los ideales clásicos y del Renacimiento. Pero sí sugieren que los artistas clásicos podrían haber estado equivocados sobre la naturaleza fundamental de la belleza humana. Tal vez pensaron que había un ideal matemático porque esto se ajusta de manera general con las ideas platónicas o religiosas sobre el origen del mundo

De todas maneras, Etcoff acepta que nuestra concepción básica de la belleza puede ser manipulada para hacerla coincidir con estándares tan artificiales como el canon clásico:

Los medios canalizan nuestros deseos y reducen el ancho de banda de nuestras preferencias. Una imagen que complace a la masa se convierte en un molde, y la belleza es seguida por su imitador, y luego por el imitador de su imitador. Marilyn Monroe era tan popular que ha sido imitada por todo el mundo, desde Jayne Mansfield a Madonna. El racismo y el esnobismo se reflejan en imágenes de la belleza, a pesar de que la belleza misma es indiferente a la raza y se nutre de la diversidad

Esto coincide en buena medida con lo que he planteado en otro momento: existen fuertes razones para creer que las instituciones sociales y económicas pervertidas puedan ejercer una fuerte influencia sobre las actitudes hacia la belleza.

Cuando los obstáculos a la actividad económica impuestos por políticas contraproducentes y/o prácticas sociales discriminatorias se hacen suficientemente grandes, las personas tenderán a ver el matrimonio como una forma eficiente de asociarse con uno de los pocos que pueden acumular riqueza bajo esas circunstancias, y por lo tanto se enredarán en una furiosa carrera armamentista de suma cero con el objetivo de hacerse más atractiva al sexo opuesto.

Pero si Etcoff está en lo cierto, entonces lo que hacen las instituciones perversas es exacerbar una tendencia innata a conformarnos con un patrón de belleza socialmente determinado.

En cualquier caso, la salud institucional no es suficiente para que crezca en nosotros un sentido más elevado de la belleza, que nos libere de lo que Etcoff dice que es obra de la tiranía de nuestros impulsos biológicos más básicos.

Etcoff enfatiza el rol que cumplen el arte y la filosofía en ayudarnos a alcanzar esa libertad:

La descripción más lírica de un encuentro con la belleza — solitario, espontáneo, con alguien desconocido — está en el Retrato del Artista Adolescente de James Joyce cuando Stephen Dedalus ve a una mujer joven parada a la orilla del mar con «las piernas desnudas, largas y delgadas», y una cara «tocada con la maravilla de la belleza mortal». Su belleza es transformadora y da forma a sus anhelos sensuales y espirituales. «Su imagen había entrado en su alma para siempre y ni una palabra había roto el sagrado silencio de su éxtasis… Un ángel salvaje se le había aparecido, el ángel de la juventud y la belleza mortal, un enviado de los justos tribunales de la vida, para en un instante de éxtasis abrir ante él las puertas de todas las formas de error y de gloria. Y más, y más, y más, y más…»

Ezra Pound tuvo un momento de reconocimiento que le inspiró a escribir un poema de dos líneas, «En una estación en el metro», que comprendía estas breves frases: «La aparición de estos rostros en la multitud: pétalos sobre una húmeda y negra rama». Más adelante Pound describe cómo se le ocurrió escribirlo. «Hace tres años en París salí de un tren del metro en La Concordia, y vi de pronto un rostro hermoso, y luego otro y otro, y luego el rostro de un niño hermoso, y luego otra mujer hermosa, e intenté todo el día encontrar palabras para lo que esto había significado para mí, y no pude encontrar ninguna palabra que me pareciera digna o tan bonita como esa emoción repentina… En un poema de este tipo uno está tratando de registrar el instante preciso en el que una cosa exterior y objetiva se transforma y se proyecta como un dardo hacia lo interior y lo subjetivo».

Me parece que podemos liberarnos gradualmente de las nociones socialmente condicionadas sobre la belleza aprendiendo a apreciar el carácter y la unicidad — aprehendiendo el encanto magnéntico de la individualidad.

Milan Kundera lo expresó exquisitamente en La Insoportable Levedad del Ser:

Teresa trataba de verse a sí misma a través de su cuerpo. Por eso se miraba con frecuncia en el espejo…

No era la vanidad lo que la atraía hacia el espejo, sino el asombro al ver su propio yo. Se olvidaba de que estaba viendo el tablero de instrumentos de los mecanismos corporales. Le parecía ver su alma, que se le daba a conocer en los rasgos de su cara. Olvidaba que la nariz no es más que la terminación de una manguera para llevar el aire a los pulmones. Veía en ella la fiel expresión de su carácter.

Se miraba durante mucho tiempo y a veces le molestaba ver en su cara los rasgos de su madre. Se miraba entonces con aún mayor ahínco y trataba, con su fuerza de voluntad, de hacer abstracción de la fisionomía de la madre, de restarla, de modo que en su cara quedase solo lo que era ella misma. Cuando lo lograba, aquél era un momento de embriaguez: el alma salía a la superficie del cuerpo como cuando los marineros salen de la bodega, ocupan toda la cubierta, agitan los brazos hacia el cielo y cantan.

El alma de Teresa afloró a la superficie de su cuerpo a través del acto de contemplar los atributos que lo hacen único, pero nuestra alma puede también elevarse al contemplar la unicidad, el carácter y la personalidad reflejados en los rasgos de otra persona.

Esta manera de entender la belleza física humana se parece a la descripción que hace Jonathan Haidt de la emoción del asombro en su indispensable «La Hipótesis de la Felicidad». Haciendo un recuento histórico sobre lo que el asombro ha significado para filósofos, sociólogos y teólogos, encuentra que

Siempre ha estado ligado al miedo y la sumisión en presencia de algo mucho más grande que el yo. Es solo en la modernidad… que el asombro ha sido reducido a la sorpresa sumada a la aprobación, y la palabra «impresionante»… significa hoy en día poco más que «doblemásbueno» (para usar el término de 1984 de Geroge Orwell).

Esa noción de algo “impresionante” es lo que creo está en la base de los conceptos más estereotipados de belleza física humana que según Etcoff son parte de nuestros instintos básicos, y fácilmente explotables por los anunciantes. Por el contrario, Haidt argumenta que el asombro genuino sucede cuando (el énfasis es mío)

…se cumplen dos condiciones: una persona percibe algo vasto (generalmente físicamente vasto, pero a veces conceptualmente vasto, como una gran teoría …), y la gran cosa no puede ser acomodada por las estructuras mentales existentes de la persona. Algo enorme no puede ser procesado, y cuando las personas quedan perpleja, cuando experimentan un frenazo cognitivo en presencia de algo vasto, se sienten pequeñas, impotentes, pasivas y receptivas. A menudo… sienten miedo, admiración, elevación, o incluso una sensación de belleza. Al detenernos de golpe y hacernos receptivos, el asombro crea una apertura para el cambio, y por eso el asombro juega un papel en la mayoría de los relatos de conversión religiosa

Es lógico que Haidt diga que puede haber un sentido de la belleza asociado a lo que significa el asombro en términos más generales. Sospecho que también experimentamos algo parecido a una parálisis cognitiva cuando nos sentimos incapaces de procesar lo único que puede ser el carácter del otro, su plena individualidad, y la manera en la que el cuerpo expresa sutilmente esos atributos.

Y así como Haidt caracteriza el asombro como un catalizador de la transformación personal, hay un profundo sentido en el que la experiencia de la belleza física del otro también puede transformarnos: quizás eso sea lo que verdaderamente significa “enamorarse” de alguien.

Dos Formas de Flexibilidad Vital

El hombre al nacer es blando y flexible, y al morir queda rígido y duro.
Las plantas al nacer son tiernas y flexibles, y al morir quedan duras y secas.
Lo duro y lo rígido son propiedades de la muerte. Lo flexible y blando son propiedades de la vida.
Por esto, la fortaleza de las armas es la causa de su derrota, y el árbol robusto es abatido.
Lo duro y fuerte es inferior y lo blando y frágil es superior.

~ Tao Te King

John Robb escribió un post hace unos días en su nuevo blog, «America Home Free», sobre la necesidad de contar con múltiples fuentes de ingreso para poder florecer en los turbulentos tiempos que navegamos a comienzos del siglo XXI.

John nos invita a olvidarnos del trabajo de 9 a 5 del que podamos depender toda la vida, y a que empecemos a experimentar con proyectitos empresariales que generen pequeñas sumas de efectivo sin tener que invertir demasiado tiempo y dinero en ellos, usando los activos físicos e intelectuales que ya poseemos, y valiéndonos del ensayo y error hasta que encontremos algo que funciona.

Repetir este proceso en varias áreas nos permitirá construir un portafolio de pequeñas fuentes de ingreso que eventualmente crecerá hasta un nivel que nos permitirá mantenernos.

Creo que esta idea se complementa muy bien con lo que Homo Minimus nos propone en este post, en el que reflexiona sobre el arte de reinventarnos como herramienta de crecimiento personal. Propone darle 3 meses a un proyecto específico, como si se tratase de «una vida» que vivimos sólo durante ese corto período, y…

Si en esta vida (último trimestre de 2013) la pifias y no vives tus sueños o peor, logras lo que deseas y no te satisface, no importa: pones el contador a cero, empiezas otra vez, eliges una nueva identidad, nuevas metas o estrategias y comienza otra vez el partido en la nueva reencarnación del primer trimestre del 2014…

Lo mejor de los dos mundos: urgencia de actuar y de vivir + levedad del juego; y si te va mal en esta reencarnación minimalista, pues empiezas de nuevo.

O como lo expresa James Altucher en este post:

Todas las etiquetas con las que te describiste a ti mismo en el pasado son vanidades. ¿Eras un doctor? ¿Perteneciste al Ivy League? ¿Tenías millones? ¿Tenías familia? A nadie le importa. Lo perdiste todo. Eres un cero. No trates de decir que eres algo más que eso.

No nos invirtamos demasiado en una única fuente de ingreso o una única identidad. Diversificar las fuentes de ingreso y el arte de la reinvención personal: dos formas de flexibilidad vital que tenemos que internalizar para crecer y prosperar en estos tiempos de incierta y turbulenta transición.

***

Recapitulando los úlitmos años de mi vida, me doy cuenta de que estos dos temas la describen bastante bien.

Después de renunciar al negocio de los publireportajes sobre países en el 2008, me tomé casi dos años para recuperarme de lo exhausto que estaba física e intelectualmente y vagabundear un poco por el mundo.

Hacia mediados de 2010 ya estaba asentado en Buenos Aires con mi novia. Fue un gran acontecimiento. Haber encontrado una ciudad y una persona con la que echar raíces no fue fácil después de haber viajado casi 11 meses al año durante los 8 años que trabajé en el negocio de los publireportajes.

Desde que me asenté en Buenos Aires no he dejado de experimentar y de reinventarme de varias maneras, sobre todo en el tema de la generación de ingresos. Empecé y fallé en un negocio en el que invertí una buena cantidad de dinero, por lo que desde la segunda mitad de 2011 he estado haciendo un poco de todo: escritor free lance, traductor, ayudando a mi novia en su negocio arquitectónico, colaborando con un amigo banquero de inversión en algunos negocios, y muchos otros pequeños proyectos que no terminaron de despegar.

Y no fue hasta ahora, hacia finales de 2013, que las cosas comienzan a estabilizarse mínimamente en cuanto a mis ingresos. Ya tengo algunos proyectos interesantes con los que estoy obteniendo algo de dinero por escribir, y aunque sé que voy a tener que seguir trabajando en otras formas de generar ingresos durante el 2014, ya empiezo a ver la luz al fondo del túnel en cuanto a la posibilidad de llegar vivir de lo que escribo, o exclusivamente de proyectos que me generen tanto significado como me lo genera la escritura.

Así que no puedo estar más de acuerdo con James en cuanto a que el proceso de re-invención dura más o menos 5 años:

Año Uno: estás fracasando y leyendo de todo, y recién empiezas a HACER.

Año dos: ya sabes con quién tienes que hablar y relacionarte. Todos los días Haces. Por fin te das cuenta de cómo luce el tablero de Monopolio en tu nuevo campo de acción.

Año tres: ya eres suficientemente bueno como para empezar a hacer dinero, pero puede que todavía no puedas ganarte la vida con ello.

Año cuatro: te estás ganando la vida con ello.

Año cinco: estás acumulando riqueza con ello.

Porsupesto, cada caso es distinto, pero tal como dice John, hoy es más fácil que nunca empezar, y nos sugiere que incluso rentar una habitación que podamos tener libre en casa a través de AirBnB puede ser una de las maneras más fáciles de hacerlo.

Haz algo, aunque sea muy pequeño. Pero hazlo, y hazlo ahora. Liberarnos del trabajo de cubículo es el elemento más importante de nuestra estrategia para construir una vida basada en el trabajo significativo y el crecimiento personal.

Meditación Minimalista

Aparte de haber empezado una rutina de ejercicio minimalista, durante las últimas 10 semanas comencé a meditar regularmente después de abandonar la práctica durante bastante tiempo.

La base de mi práctica de meditación es taoísta, y la adquirí en el año 2008 en Nueva York estudiando con C.K. Chu, uno de los maestros pioneros que introdujo el Tai Chi Chuan en los Estados Unidos durante los años 70.

El enfoque que el maestro Chu le da a la meditación es el mismo que usa para las artes marciales en general: demistificación radical de los conceptos básicos, y rigurosa prioridad de la práctica sobre la teoría.

El método de meditación que enseña el maestro Chu está condensado en su pequeño pero poderoso librito Chu Meditation. Básicamente consiste en sentarse y enfocar plenamente la atención en la respiración.

Más específicamente:

  • Sentarse en el suelo, en posición de loto o semi-loto, luego de hacer ejercicios básicos de estiramiento.
  • Aprender progresivamente a “vaciar la mente”, es decir, alcanzar un estado de calma y plena consciencia del momento presente, ininterrumpido por pensamientos aleatorios o divagaciones de la mente. Cada una de las siguientes etapas puede dominarse en un período de tiempo que dura entre algunos días y varias semanas:
  • La primera etapa consiste en enfocar la atención en lograr una posición apropiadamante erguida mientras uno permanece sentado.
  • Una vez la posición erguida se vuelve natural, el foco de la atención pasa a lograr respirar de manera “larga, profunda, pequeña, suave”. Cada respiración “tiene que consistir en un pequeño flujo de aire, tomado profundamente con el diafragma, largo en duración, y con un patrón suave y uniforme tanto cuando se inhabla como cuando se exhala”.
  • Una vez aprendida la manera adecuada de sentarse y de respirar, el próximo paso es concentrar la mente en el dantian.
  • Cuando la mente se distrae, el estudiante vuelve a traer la atención al punto focal relevante de cada etapa de la práctica. El alumno avanzado logra cumplir con las directrices de todas las etapas simultáneamente.

La cruda simplicidad de este enfoque puede que decepcione a la gente inmersa en nociones new age de meditación. Por aquí no hay nada de eso de enfocarse en sentimientos de gratitud, o visualizar un aspecto de alguna noción preconcebida de la versión mejorada de nosotros en la que nos queremos convertir.

Y no es que la meditación taoísta no reconozca su poder para producir estados alterados de consciencia y revelaciones profundas, conducentes al crecimiento personal y que bien podrían ser calificadas como experiencias místicas. Es simplemente que éstas no pueden provocarse intencionalmente, sino que emergen como subproducto de simplemente hacer el trabajo mundano, básico y prosaico de sentar el trasero en el suelo, cruzar las piernas y prestar atención a la repiración.

Este tema es un reflejo del acertijo más amplio que forma la base de todo el pensamiento filosófico chino tradicional: ¿cómo se logra el estado de wu-wei, de esa espontánea “acción sin esfuerzo”? ¿cómo logra uno no intentar sin intentarlo? Es una paradoja genuina, y como tal no tiene una respuesta claramente definida. Y en lugar de tratar de articular una respuesta con palabras, los taoístas tendieron a optar por la meditación como medio para elicitar un estado de “puro ser” que le permitiese a uno experimentar la respuesta introspectivamente.

El músculo de la humildad es el primero que obtiene una buena dosis de ejercicio con este tipo de meditación, porque inmediatamente uno se da cuenta de lo engañosamente difícil que es llevarla a cabo. Nos damos cuenta de lo poco que controlamos nuestras propias mentes, de los mil y un diablillos hambrientos que pelean allí adentro para romper nuestra voluntad de concentrarnos plenamente en el momento.

Es una guerra. El triunfo en esa guerra interior es todo lo que la meditación puede prometernos. Y sin embargo ese triunfo es la puerta hacia la verdadera realización. Poco a poco los momentos de lucidez empiezan emerger en la conciencia, como consecuencias sutiles e inesperadas del cultivo de una mente calma y enfocada.

Por eso es que el ejercicio de meditación más tonto de todos es el de “proyectar paz, amor y armonía sobre la Tierra”. Casi puedo escuchar las carcajadas el maestro Chu.

Es imposible albergar una aspiración tan soberbia si uno ha entendido cabalmente el genuino sentido de la meditación.

Gran parte de la meditación oriental formal nació junto a las artes marciales; marcial en el sentido de aquellos que se usa en el campo de guerra, en donde uno mataba o moría. Era gente que tenía que estar preparada para afrontar la muerte en cualquier momento del día. Tenían que desarrollar un carácter que les permitiese mantenerse cuerdo a pesar de tener que andar por ahí rompiéndole los huesos y cortándole el cuello a sus enemigos.

Así es como eran sus vidas, y así lo asumían. No había gran cosa que pudiesen hacer al respecto. La meditación les ayudaba a mantener esa situación en perspectiva, conectándolos con una fuente interna de paz y cordura que les permitía mantener el sentido de asombro y de maravilla ante la vida a pesar del caos cotidiano; que les permitía escribir poesía, novelas y tratados épicos; practicar caligrafía, pintar y jugar a pesar del horror al que eran sometidos rutinariamente.

Lo mismo aplica a la moda de los retiros de meditación en lugares idílicos que supuestamente permiten una experiencia meditativa más genuina y potente. No es que meditar en esos lugares no pueda ser agradable y provechoso, pero recordemos siempre que los primeros meditadores formales muy probablemente practicaban incluso después de las batallas, rodeados del olor a carne quemada, mientras la sangre de sus enemigos recién se les secaba sobre la piel.

Mientras nosotros nos esforzamos por mantener la atención enfocada en la respiración en lugar de la presentación que haremos mañana a un cliente, ellos se esforzaban por mantenerse enfocados mientras el recuerdo de haber matado a otros seres humanos saturaba sus mentes.

Y si ellos lograban meditar en esas circunstancias, ¿no deberíamos nosotros ser capaces de hacerlo en las condiciones a las que nos somete la vida urbana moderna?.

Eso es exactamente lo que Chu nos quiere transmitir con la portada de su maravilloso librito, en la que aparece su foto sentado tranquilamente, meditando en medio del bullicio del Times Square, a un par de cuadras de su legendario estudio.

Master Chu in Times Square-640x640

Gran parte del reto que nos impone la meditación es precisamente el aprender a hacerlo sin que importen las circunstancias. Y aún más importante, hacerlo todos los días, consistentemente. La perseverancia es lo que más me ha costado en mi práctica de meditación, incluso luego de haber logrado un nivel relativamente avanzado.

Asumir una actitud minimalista puede ayudarnos enormemente en este sentido. El simple acto de sentarnos y enfocar conscientemente la atención en el momento presente es un buen comienzo. Si te cuesta mucho hacerlo sentado, inténtalo mientras caminas al trabajo o cuando sales a correr en el parque. Medita con música si te ayuda a liberarte del constante parloteo de la mente.

Haz lo que sea necesario, pero hazlo todos los días, incluso si es tan solo un mínimo esfuerzo. Enfócate en los aspectos más básicos y rutinarios de la tarea en cuestión: sentarse, corregir la postura, enfocarse en la respiración. Poco a poco notarás que el espíritu guerrero comienza a crecer en ti. Y cuando menos te lo esperes estarás meditando tan profundamente como un guerrero de verdad.

P.D.: Poco después de escribir este post me enteré del reciente fallecimiento del maestro Chu. A pesar del luto, los estudiantes que quedaron a cargo de su escuela no dejaron de enseñar en ningún momento. ¿Qué mejor manera de honrar su espíritu? Si existe una frase que condensa su sabiduría como ninguna otra, es ésta: “¡sigue practicando!”.

Entrenamiento Físico Minimalista

Desde que escribí mi último post he estado abarrotado de trabajo. No me quejo de nada porque me estoy involucrando en varios proyectos muy interesantes, pero como lo habrás notado, la situación me desbalanceó al punto de que no fue hasta hoy que pude volver a escribir.

Por otro lado, desde entonces he estado progresando sostenidamente en un programa minimalista de entrenamiento físico con el que estoy totalmente enganchado.

Todo empezó hace más o menos 10 semanas, cuando me tropecé con este video impresionante de Al Kavadlo al hacer una búsqueda de “entrenamiento minimalista” en YouTube:

¿Alguna posibilidad de que hagas un video sobre como disparar bolas de fuego desde las manos? — Comentario de YouTube

Realmente impresionante. Pero lo que más me llamó la atención fue el hecho de que este tipo de calistenia representa un enfoque casi perfectamente minimalista del ejercicio físico:

  • No se requiere casi nada de equipamiento. Digo casi nada porque aunque todos los ejercicios del video anterior se hacen sin ningún tipo de equipo, Al es también un experto del trabajo con barras, como puede verse en este otro video. De todas maneras, las barras son herramientas sumamente simples en comparación con los sofisticados aparatos disponibles en la mayoría de los gimnasios.
  • Por más impresionantes que luzcan los ejercicios que aparecen en los videos de Al, en realidad son variaciones avanzadas de unos cuantos ejercicios muy simples: planchas, sentadillas, paradas de manos y puentes.

Si te interesa este tipo de entrenamiento físico te recomiendo el libro “Pushing the Limits” de Al. Es una biblia de la calistenia moderna, con explicaciones detalladas de ejercicios, montones de fotos y rutinas recomendadas.

El programa más básico es el “Novato”:

  • Plancha de pared o arrodillada — 2 sets de 30 repeticiones
  • Sentadilla parcial o de banco — 2 sets de 30 repeticiones
  • Abdominales de rodilla doblada — 3 sets de 10 repeticiones
  • Puente de principiante — 3 repeticiones de 30 segundos
  • Trípode — 3 repeticiones de 30 segundos
  • Ranas — 3 repeticiones de 30 segundos

Me sorprendió lo difícil que me resultó esta rutina. Aunque pude empezar con planchas completas, me tomó casi tres semanas poder hacer dos sets de 30 repeticiones, y casi dos semanas más para dominar las ranas.

Por otro lado, la segunda rutina de “Principiante” me resultó sumamente fácil:

  • Planchas — 3 sets de 20 repeticiones
  • Sentadillas completas — 3 sets de 20 repeticiones
  • Sentadillas alternas — 3 sets de 10 repeticiones (cada pierna)
  • Alzado de piernas acostado — 3 sets de 10 repeticiones
  • Puente recto — 3 repeticiones de 30 segundos
  • Parada de cabeza — 3 repeticiones de 30 segundos

Aunque todavía estoy perfeccionando mi parada de cabeza, pude hacer la rutina completa desde el primer día. Pareciera que la parte más difícil es dominar los ejercicios básicos. Una vez se supera esa barrera inicial, todo fluye más fácilmente.

Ya veremos como me va con la rutina Intermedia, que empezaré a practicar en los próximos días:

  • Planchas cerradas — 3 sets de 20 repeticiones
  • Planchas desniveladas — 2 sets de 10 repeticiones (cada lado)
  • Pistolas asistidas — 3 sets de 10 repeticiones (cada pierna)
  • Sentadillas lado a lado — 3 sets de 10 repeticiones (cada pierna)
  • Puente completo o puente de cuello — 3 repeticiones de 30 segundos
  • Palanca de codo — 3 repeticiones de 30 segundos
  • Parada de manos — 3 repeticiones de 30 segundos

¡Deséame suerte!

el gran esquema de las pocas cosas verdaderamente importantes